Hambre Emocional Vs. Hambre Física
Hace no mucho tuve una pequeña charla con mi nieto de 7 años:
– Abu tengo hambre, me invitas un pan con mantequilla?
– Te puedo invitar fruta, tengo mango, papaya y manzana.
– No, yo quiero pan con mantequilla.
– Ahhh, entonces lo que tú tienes es deseo y no hambre. (No quiso comer la fruta, por lo cual NO tenía hambre física), si los niños también pueden tener HAMBRE EMOCIONAL, aunque es más común en los mayores.
Hemos pasado ocasiones similares en la que me pidió comer y le ofrecí fruta, la aceptó con gusto y se lo devoró disfrutando las frutas (tenía hambre física).
La mayoría de los niños que consumen chucherías, todo tipo de panes, empanadas, chocolates, etc. Están adictos a este tipo de alimentos.
Las papilas gustativas de la gran mayoría de las personas en las sociedades modernas están artificialmente adaptadas a alimentos de origen animal y alimentos procesados con alto contenido de azúcar, grasa y sal.
Estos alimentos no son más agradables que los alimentos saludables, pero muy poca gente lo percibe porque están acostumbrados o adictos a ellos.
No obstante, si comenzaran a comer más sanamente, en poco tiempo sus papilas gustativas se acostumbrarían a los alimentos más sanos y su cuerpo les pediría fruta.
Desgraciadamente, muy pocas personas tomarán conciencia de este hecho de crítica importancia para su salud.
Como saber si tengo hambre Emocional y no hambre real.
Es muy sencillo poder darnos cuenta de cuando comemos es hambre emocional y no hambre verdadera o física.
Cuando tenga la sensación de hambre y sienta la necesidad de ponerse algo a la boca, sea consciente y deje pasar unos 30 minutos, en ese tiempo puede hacer algo productivo o seguir con su rutina diaria, si después de los 30 minutos aun siente el deseo de comer, entonces es hambre verdadera, de lo contrario si paso ese deseo, era hambre emocional.
Como trabajar el Hambre Emocional
Muchas veces, por no decir la mayoría de las veces las personas recurren al hambre emocional por no tener necesidades vitales no cubierta de falta de ocio, ejercicio, falta de contacto con la naturaleza, de relacionarnos, de realización personal o profesional, no tener un proyecto de vida, etc.
Trabajar el hambre emocional implica ir trabajando otros aspectos de mi vida, en la medida que yo implemente y mejore esos aspectos de mi vida, estaré más nutrido de esos aspectos y tendré menos necesidad de comer por hambre emocional.
Por eso hay que llenarnos de vida, para no llenarnos de comida.
Qué pasa si como mucho por hambre emocional
De hecho, la mayoría de las personas morirá prematuramente de accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos, insuficiencia cardíaca congestiva, diabetes y cáncer, entre otras enfermedades, como resultado de elecciones dietéticas autodestructivas.
- Hoy en día consumimos alimentos que no están adaptados a nuestra fisiología, mal combinados.
- Comemos sin hambre, solo para tapar emociones que no sabemos canalizar.
- Comemos solo por respetar horarios y no por hambre real.
- Vivimos con la hormona cortisol elevada, a través de un estrés constante.
- Vivimos con el culto a la velocidad, producto de una sociedad que nos ha impuesto que todo debe ser rápido.
- Comemos y bebemos demás, nos trasnochamos y no respetamos los biorritmos.
- Comemos NO por hambre real, en la mayoría de los casos comemos por hambre emocional.
Cuando mayor sea la calidad de alimento que comamos, más rápido nos recuperaremos de la enfermedad, con tal de que seamos capaces de digerir o asimilar adecuadamente los alimentos de calidad superior.